La escotilla metálica se cierra con un golpe seco. El aire, denso y cargado de olor a gasóleo y aceite de máquina, llena tus pulmones al bajar por la estrecha escalerilla. A tu alrededor, el suave zumbido de los motores y el ocasional pitido del sonar componen la sinfonía de la vida submarina. En la sala de control, los oficiales se agrupan sobre las cartas de navegación mientras los tripulantes vigilan los indicadores de profundidad y los controles de trimado. Estás a 300 pies bajo la superficie del océano, a bordo del USS Growler, deslizándote silenciosamente en la oscuridad, en plena misión de la Guerra Fría que podría cambiar el curso de la historia.
Aunque este escenario se repitió incontables veces durante el servicio activo del Growler, hoy puedes vivir una parte de esa experiencia sin necesidad de sumergirte realmente. El submarino USS Growler del Museo Intrepid te ofrece una oportunidad única para retroceder en el tiempo y descubrir cómo era la vida de los marineros que sirvieron a bordo de esta extraordinaria nave durante uno de los periodos más tensos del siglo XX.
Descubre el Intrepid Sea, Air & Space Museum
El Museo Intrepid Sea, Air & Space es una de las atracciones más fascinantes de Nueva York y te ofrece la oportunidad de conocer de cerca la historia militar y marítima de Estados Unidos. Ubicado en el emblemático portaaviones USS Intrepid, que participó en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Vietnam, este museo flotante, anclado en el muelle 86, se ha convertido en un referente del panorama cultural neoyorquino desde su apertura al público en 1982.
Su impresionante colección incluye aviones, naves espaciales y buques de guerra que relatan la historia de la innovación y el coraje estadounidense. Aunque el portaaviones es el principal espacio de exposición, una de las piezas más impactantes del museo te espera junto a él, en el río Hudson: el submarino USS Growler, un centinela silencioso de la Guerra Fría que te ofrece una oportunidad única para descubrir cómo era la vida a bordo y cómo se desarrollaba la guerra bajo el mar.
Sube a bordo del legendario USS Growler
El USS Growler (SSG-577) ocupa un lugar especial en la historia naval como el único submarino estadounidense de misiles guiados abierto al público. Encargado en 1958, en plena Guerra Fría, este submarino diésel-eléctrico formó parte de la fuerza de disuasión estratégica de EE. UU. hasta 1964. A diferencia de los grandes submarinos nucleares que dominaron después, el Growler fue diseñado para acercarse sigilosamente a la costa enemiga y lanzar misiles nucleares de crucero Regulus I.
Lo que hace especialmente valioso al Growler es que es el último ejemplar superviviente de su clase. Cuando subas a bordo, te sumergirás en una cápsula del tiempo perfectamente conservada de la tecnología naval de los años más tensos de la Guerra Fría. La experiencia del submarino del Museo Intrepid te permite recorrerlo de proa a popa, descubriendo cómo vivían y trabajaban 95 marineros en condiciones extremadamente reducidas durante semanas e incluso meses.
En la exposición del USS Growler verás equipos originales como instrumentos de navegación, dispositivos de comunicación, salas de torpedos y camarotes sorprendentemente compactos. El hangar de misiles, donde se almacenaban los Regulus, es un recordatorio contundente del papel disuasorio del submarino en una época marcada por la tensión nuclear.
Preparativos para la visita al submarino
La visita autoguiada dura entre 20 y 30 minutos y está incluida con la entrada al Museo Intrepid a través de las entradas New York CityPASS®. Ten en cuenta que se trata de un submarino auténtico, con espacios muy reducidos, pasillos estrechos y escaleras empinadas, por lo que no es accesible para sillas de ruedas ni para personas con movilidad reducida. A las familias les encantará: a los niños les fascina explorar el diseño compacto del submarino y sumergirse en su mundo bajo el agua. Para disfrutar al máximo la experiencia, llega temprano, cuando hay menos visitantes, lleva calzado cómodo y evita bolsos grandes o voluminosos.
Explora las zonas clave del USS Growler
El puente y la estación de navegación son el cerebro del submarino, donde los oficiales trazaban los rumbos y tomaban decisiones tácticas. Aquí verás los periscopios originales (aunque ya no funcionan), sextantes y cartas de navegación que guiaban al Growler por aguas internacionales. Muy cerca, el diminuto camarote del capitán deja claro cómo se aprovechaba cada centímetro de espacio: incluso el máximo responsable contaba con un área privada mínima.
El periscopio y los controles de la torre de mando te permitirán entender cómo los submarinistas observaban el exterior mientras permanecían ocultos bajo el mar. Podrás situarte frente a los mandos reales donde la tripulación regulaba la profundidad, la velocidad y la dirección del submarino. Los paneles de control de lastre, los colectores de trimado y los mandos de los planos de inmersión muestran la complejidad técnica que suponía operar con seguridad bajo el agua.
En la sala de radiocomunicaciones descubrirás la tecnología que mantenía al Growler en contacto con el mando naval. Equipos de radio de época, dispositivos de encriptación y protocolos de comunicación revelan cómo se transmitía información a pesar de las dificultades del entorno submarino. En esta zona también se encuentran los equipos de sonar, fundamentales para detectar embarcaciones enemigas a través de ondas sonoras en el agua: una capacidad clave para un submarino diseñado para operar en secreto.
La vida a bordo del submarino
La vida a bordo del USS Growler exigía una gran capacidad de adaptación a los espacios extremadamente reducidos. Los camarotes de la tripulación contaban con literas apiladas en tres niveles, donde los marineros dormían por turnos en un sistema llamado "hot bunking": tres personas compartían dos literas, ya que siempre había alguien de guardia. La cocina, aunque diminuta, servía tres comidas diarias a casi 100 hombres.
El comedor hacía las veces de espacio social, cine y sala de reuniones. El espacio personal era prácticamente nulo: cada marinero disponía de apenas un pie cúbico para guardar todas sus pertenencias durante despliegues que podían durar entre 60 y 80 días.
La sala de máquinas del Growler muestra los enormes motores diésel que impulsaban el submarino cuando navegaba en superficie, mientras que las baterías se encargaban de la propulsión bajo el agua. Estas áreas técnicas ofrecen una visión directa de los desafíos de ingeniería y de los conocimientos que requería la tripulación para manejar un buque tan complejo.
Planifica tu visita con las entradas New York CityPASS
Explorar el submarino en el Museo Intrepid es un viaje fascinante por la historia naval y la estrategia durante la Guerra Fría. Para aprovechar al máximo tu visita a Nueva York, plantéate comprar las entradas New York CityPASS®, que incluyen el acceso al Intrepid Sea, Air & Space Museum y a otras atracciones imprescindibles de la ciudad, con un ahorro considerable.
Tu recorrido por el USS Growler es solo uno de los momentos más destacados de la increíble experiencia del Museo Intrepid. Después de explorar el submarino, podrás contemplar aviones históricos, visitar el Pabellón del Transbordador Espacial y recorrer el inmenso portaaviones. Gracias a este cómodo acceso a exposiciones extraordinarias, comprenderás aún mejor la innovación tecnológica y el valor humano que marcaron la historia militar de Estados Unidos.
Alojamiento en Nueva York
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Imagen de cabecera cortesía del Museo Intrepid