Dale Chihuly, natural de la región noroeste del Pacífico, no podría haber escogido una ubicación mejor para el nuevo punto de interés turístico de visita obligada de Seattle, el Chihuly Garden and Glass, que se inauguró el pasado 21 de mayo. Esta extensa y colorida colección de obras de Chihuly, situada en la base de la emblemática Space Needlede la Ciudad Esmeralda, ofrece a los visitantes la oportunidad de maravillarse con creaciones de todas las etapas de la dilatada trayectoria profesional de este artista.
Me invitaron al preestreno de la muestra, y me sorprendió la magnitud de la misma. Ya había visto algunas de las obras de Chihuly en persona anteriormente (como sus enormes y opulentas lámparas colgantes), pero me impresionó contemplar tal variedad de obras esparcidas sobre una superficie interior y exterior de más de 6000 metros cuadrados. Solo en la zona exterior, habría suficientes cristales de colores como para iluminar un día gris del noroeste del Pacífico, o incluso para hacer las veces de un hermoso faro nocturno.
El Chihuly Garden and Glass es una instalación a largo plazo, según la directora ejecutiva de la exposición, Michelle Bufano. Contiene 10 exposiciones diferentes, una sala de cine donde se muestra al equipo de artistas de Chihuly trabajando y una peculiar cafetería donde se sirven platos típicos de la zona en un ambiente decorado con piezas de coleccionismo propiedad del propio artista.
El trabajo de Dale Chihuly, nacido en 1941 en Tacoma, Washington, está repartido en 225 colecciones de museos de todo el mundo, así como en instalaciones especiales en Venecia, Jerusalén, Londres y Chicago. La nueva colección de Seattle muestra algunas de sus obras más famosas: «Cylinders» y «Baskets», de los años setenta; «Seaforms», «Macchia», «Venetians» y «Persians», de los años 80; «Niijima Floats» y «Chandeliers», de los años 90; y «Fiori», de los años 2000.
Las galerías
El arte en vidrio de Chihuly evoca el hielo, el fuego, el espacio, la naturaleza y la fantasía. Una de las cosas que más me gustó de la exposición fue la forma en la que está diseñada, con sorpresas increíbles a cada paso que das.
Los visitantes pueden comprar entradas con un horario determinado con una antelación de hasta 30 días. Una vez dentro, se ofrecen auriculares a los visitantes para que puedan disfrutar de un recorrido guiado gratuito a través del teléfono móvil.
El recorrido comienza con «Glass Forest», una de las primeras obras de Chihuly en la que también colaboró Jamie Carpenter. Para poder crear esta obra, los dos artistas derramaron vidrio fundido desde unas escaleras. Este bosque de hilos, iluminados desde dentro con luces de neón, parece estar suspendido sobre un material reflectante negro, una característica clave en muchas de sus obras.
Al entrar en la sala Northwest, nos damos cuenta de que los habituales colores audaces de Chihuly desaparecen para dar paso a los tonos ahumados y marrones que predominan en la colección Tabac Baskets, dispuestas alrededor de un conjunto de cestas típicas de los nativos americanos. Esta sala, que cuenta con una colección de fotografías de nativos americanos de Edward Curtis, mantas y otros objetos, es un testimonio del amor de Chihuly por esta región y de su vida en una casa flotante en el Lake Union de Wahington. Francamente, me gustó (y al mismo tiempo me resultó sorprendente) que las piezas fueran tan accesibles, aunque me pregunté si no sería un poco peligroso que alguien pudiera tocarlas o, peor aún, tirarlas al suelo. La directora de relaciones públicas, April Matson, se rió y me contó que ya habían recibido a un grupo de escolares anteriormente y no habían tenido ningún problema. Aún así, sería una desgracia costosa que ocurriera un accidente de este tipo.
A continuación, la sala Sealife muestra una torre deslumbrante que sugiere un géiser lleno de criaturas marinas. Después de dar otra curva, nos encontramos con la sala Persian Ceiling, con piezas apiladas iluminadas desde arriba que crean un paisaje caleidoscópico en las cuatro paredes.
A continuación, el Mille Fiori, que en italiano significa «1000 flores». Se trata de un jardín de cristal que brilla en la oscuridad y que hará que los visitantes (y también el que escribe estas líneas) se queden sin adjetivos para describir tanta belleza. Si seguimos caminando, llegaremos a otro cuarto oscuro con radiantes barcos repletos de arreglos florales («Ikebana») y flotadores japoneses.
Los Macchia Flores (que significa «flores manchadas» en italiano) son grandes tazones que crean un precioso reflejo en los muros circundantes. La madre de Chihuly se refiere a estas obras como «las feas», por ser demasiado llamativas, pero a mí me parecieron fascinantes. Una vez más, la iluminación es un factor decisivo en el impacto de la galería.
La Glass House es una de las piezas centrales de la exposición. En ella se refleja el amor del artista por los invernaderos, y es aquí donde se encuentra una de las mayores esculturas suspendidas de Chihuly. Esta pieza, de más de 30 metros de longitud, es una explosión de vidrio persa en tonos rojos, naranjas, amarillos y ámbar, y está compuesta por 1340 piezas.
«A menudo me preguntan si la escultura tiene luces dentro, porque brilla mucho, pero toda la iluminación es externa», explica Bufano. «Se tardó varios días en conseguir la iluminación adecuada».
En el Collection's Cafe, la gente puede disfrutar de una sabrosa comida mientras contempla la colección de acordeones suspendidos del techo de Chihuly. El menú cuenta con ingredientes frescos de la región noroeste, desde navajas o sandwiches de atún en costra de pimienta hasta hamburguesas, chuletas de cerdo y tomates secos con raviolis de queso de cabra. Sus objetos de coleccionismo, muchos de los cuales se encuentran bajo las mesas de cristal, son una mezcla divertida y extravagante de máquinas de afeitar antiguas, señuelos de pesca, transistores, brochas de afeitar y juguetes de latón. En las paredes podemos contemplar abrebotellas antiguos, figuritas de colores de carnavales y ferias de los años 20 y 30, y otras curiosidades. Lo mejor es reservar mesa con antelación a través de Open Table , ya que solo tiene capacidad para 88 personas en 23 mesas.
No debes perderte el teatro, que proyecta cuatro cortos diferentes de cinco minutos que retratan el fuego, la respiración, el movimiento y el músculo que participan en la creación de las piezas de Chihuly. Debido a una lesión en el hombro que sufrió a finales de la década de los 70, Chihuly ya no trabaja como jefe, sino que prefiere actuar como director de proyectos. Resulta impactante poder ver a su equipo reproduciendo sus diseños.
El Garden of Glass
Mi parte favorita fueron los jardines que rodean a la Glass House. Aquí se mezclan con el paisaje cañas, totoras y esferas de cristal de diversos tamaños que ocupan el suelo que rodea a una serie de piezas altísimas que son visibles desde la entrada. La obra más dominante es Seattle Sun, una maravillosa maraña redonda de color amarillo y naranja con un tamaño de casi 5 metros. Otras piezas notables son «Rose Crystal» y «Green Icicle Towers».
«Es también una exposición increíble para ver por la noche», explica Bufano. «No solo se transforman los jardines, la enorme lámpara de araña de la Glasshouse toma vida propia también».
Como con la mayoría de los museos, el camino finalmente conduce a una librería y a una tienda de regalos que vale la pena visitar, tanto si tienes pensado comprar como si no. Hay un montón de recuerdos frívolos y divertidos basados en las colecciones del artista, así como recuerdos más refinados. También hay piezas de Chihuly a la venta por un precio manifiestamente más alto.
Aunque la entrada al Chihuly Garden and Glass no es barata (19 dólares para personas de entre 13 y 64 años), la exposición es todo un un festín para la vista que es difícil de encontrar en cualquier otro lugar.
Deston Nokes es un escritor de viajes con sede en Portland, Oregon.
(Crédito de la foto superior: Dale Chihuly)